La crisis de suministros y su impacto en el comercio mundial

Dejamos atrás un 2021 generoso en sorpresas. 

Este año, y por primera vez, los problemas potenciales en la cadena de suministros se convierten en noticia de interés general. Tarde o temprano tenía que pasar en un sector, el transporte marítimo, que representa el 90% de movimientos de mercancías en el mundo.

Dos acontecimientos marcan el año que se acaba, en lo que a nuestro sector respecta. En marzo, el Ever Given se atasca en el canal de Suez, provocando un atasco mundial y cierta inquietud entre los operadores del sector logístico. Y a finales de año, justo antes de la campaña de Navidad nos encontramos con la crisis de suministros. Tarde o temprano tenía que pasar en un sector, el transporte internacional marítimo, que representa el 90% de movimientos de mercancías en el mundo.

eGlobe transitario barcelona

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El transporte marítimo de mercancías es económico y práctico. Desde la invención de los contenedores en 1956 se ha ido convirtiendo en el motor de la globalización. Pero, por eso mismo, se enfrenta a las limitaciones naturales; limitaciones que en el sector conocemos bien y que influyen de forma determinante en los costes de los bienes transportados: la operativa portuaria, la flota disponible y, cómo no, los tiempos. Sencillamente, es imposible reducir el tiempo de tránsito entre Shanghai y Barcelona. 

Estos tres condicionantes han determinado todo cuanto estamos viviendo este año. El primer aviso nos llegó en marzo, cuando el buque de Evergreen se atasca en Suez. Ese día se puso en evidencia que el equilibrio de la cadena es más precario que lo que creíamos y que un solo incidente tiene alcance global. También supimos el precio que un incidente así cuesta en términos de costes y abastecimientos.

Pero ese incidente se quedó en anécdota cuando, poco después, los operadores empezamos a comprobar que la demanda está desafiando la capacidad real. Esta posibilidad toma forma rápidamente y las limitaciones que antes hemos comentado se enfrentan a dos hechos inevitables tras un año 2020 dominado por la contracción. En primer lugar, el rapidísimo aumento de la demanda de bienes. Y, además, la necesidad vital por parte de las empresas de hacer caja.

El resultado es fácil de imaginar. Los puertos están haciendo frente a picos de carga extremos. Los buques en espera son una fuente de sobrecostes. Y, por si fuera poco, la cada día más hermética China dificulta el seguimiento en tiempo real de las mercancías, lo que compromete la trazabilidad.

Todo esto también se está produciendo en paralelo al alza de los precios de la energía, creándose así un escenario poco tranquilizador.

Las navieras, principales beneficiados

En este entorno, los únicos beneficiados son las compañías navieras. Las empresas transitarias como eGlobe aportaremos todo nuestro esfuerzo para paliar la situación, por supuesto. Pero recordemos que en la última década hemos visto desaparecer muchas pequeñas navieras, por su incapacidad de competir con los gigantes del sector. 

El resultado es un sector que opera en régimen de oligopolio real con el consiguiente impacto en los precios. Poco puede hacer el resto de eslabones de la cadena, salvo trasladar los incrementos de precio al cliente final. Una situación que seguramente tardará algún tiempo en resolverse.

Pero hay más. Esta situación dominante es ya anterior a los acontecimientos de este año  y ya despertaba recelos y quejas entre los proveedores de logística. 

Las consecuencias a corto plazo son difíciles de prever. Para algunos, todo se resolverá merced a una corrección del mercado en la que el comercio mundial deberá adaptarse al retorno de la actividad productiva a los países importadores y de medidas más proteccionistas. 

Otros sostienen que la situación actual se prolongará todavía algunos años. Los problemas concurrentes son demasiados como para augurar una recuperación rápida: energía, materias primas, estructuras productivas… Todo eso conspira para dificultar las soluciones a corto o medio plazo. 

No obstante, esta interpretación también presenta ventajas. Cabría esperar en este caso la aparición de nuevas compañías navieras que incrementarían la competitividad y una modificación de los precios a la baja.

Y, mientras tanto, ¿qué hacemos nosotros?

A los operadores logísticos nos queda ver, anticipar y prepararnos. Y, sobre todo, apostar por el cliente, frente las grandes multinacionales, cuyos intereses no siempre coinciden con los de los importadores y exportadores.

Nuestro foco está en facilitar las tareas tanto a los clientes como los trabajadores del sector mediante soluciones tecnológicas personalizadas, una alta reactividad centrada en la mejora y la eficiencia y, también, la proximidad que garantiza nuestra red mundial de corresponsales.

eGlobe

Empresa transitaria de Barcelona que ofrece soluciones integrales de transporte desde la eficacia, transparencia y profesionalidad, con un marcado carácter de proximidad y personalización del servicio.

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